La cerveza es uno de los productos más antiguos de la civilización.
Sus orígenes nos trasladan a hace 9.000 años en el Nilo Azul (Sudán) donde se han identificado restos de un tipo de cereal denominado sorgo con evidencias de fermentación. Siglos después, en el 4.000 a. C., se menciona el sikaru, bebida elaborada con granos fermentados, en unas tablillas sumerias. Los chinos, hace más de 4.000 años, también bebían un fermento de trigo, cebada, espelta, mijo y arroz que denominaron Kiu. En el 3.000 a. C. en Mesopotamia, la cerveza jugó un importante papel ritual, comercial y medicinal. La cerveza más popular en este periodo helenístico era el Zythum, termino que hace referencia a la formación de espuma cuando se servía. Esto permitió su rápida expansión por los países colindantes y la cuenca mediterránea.
Los hallazgos de cerveza más antiguos de Europa se han encontrado en la Cueva Can Sadurní, en Begues (Barcelona): un recipiente cerámico con restos de esta bebida y unos molinos con evidencias de cereal malteado que datan del 3.000 a.C., Hasta este descubrimiento, los considerados más remotos en el tiempo eran los hallados en el Valle de Ambrona (Soria), con 4.400 años de antigüedad, seguidos de los localizados en los yacimientos de Genó (Lleida), correspondientes a la Edad de Bronce (1.200 a.C). Los primeros gremios cerveceros aparecen en el siglo XII, época en la que esta bebida se utiliza como complemento alimenticio para peregrinos y enfermos alojados en albergues y hospitales. Éstos eran controlados por órdenes monásticas que dieron lugar a la llamada cerveza de los monjes. En 1100 santa Hildegarda von Bingen habla por primera vez del lúpulo como “como una planta excelente para la salud humana y que preserva todo tipo de bebidas”. Este descubrimiento revoluciona el mundo de la cervecería.
Pero fue el emperador Carlos V quien introdujo con más fuerza la cerveza en España, trayendo con él una corte de maestros cerveceros expertos en la elaboración artesanal de este producto natural. A finales del siglo XVI, se instalaron las primeras fábricas en Madrid, aunque las cerveceras florecieron a finales del XIX. La cerveza, en el pasado una bebida sagrada reservada a las clases dominantes para la celebración de ciertos ritos, hoy en día se ha convertido en un producto de consumo para todos, ligado a las relaciones sociales.
La cerveza es una bebida natural que no contiene grasas y aporta vitaminas del grupo B, fibra y minerales y Posee propiedades funcionales gracias a los ingredientes fundamentales con los que se elabora que son: agua, levadura, malta y lúpulo. Para más información: Centro de Información Cerveza y Salud
Es pura, de composición óptima ligeramente mineralizada. La identidad y calidad de la cerveza están marcadas por las características del agua.
Aporta a la cerveza los elementos nutritivos esenciales que configuran su cuerpo, espuma y color. Se obtiene mediante el proceso de malteado, que consiste en la germinación controlada de un cereal, seguida por la interrupción de este proceso, secando el grano por medio de calor (tostado).
La flor femenina del lúpulo, una planta trepadora de la familia de las Cannabiaceas oriunda de Europa, Asia occidental y Norteamérica ,es el alma de la cerveza. A ella se debe en gran parte su aroma, amargor y sensación de frescor. Es una planta que comenzó a utilizarse en el S. XI con la función de higienizar y conservar la cerveza, ya que es un conservante natural que impide el desarrollo de determinados microorganismos. Se habla por primera vez de sus características en 1100 como una planta que preserva todo tipo de bebidas.
Este organismo vivo unicelular microscópico es el encargado de transformar, durante la fermentación, los azúcares del mosto en alcohol y dióxido de carbono, además de aportar aroma, sabor, aspecto y textura.
A lo largo de los años, el proceso de elaboración de la cerveza se ha ido nutriendo de los distintos periodos históricos que ha vivido el hombre. Los cambios que ha sufrido la forma de elaborar la cerveza han dependido, generalmente, de factores como la climatología o la disponibilidad de los diferentes ingredientes. Hoy en día, se sigue fabricado con los vestigios de todos los siglos anterior, pero con las últimas tecnologías.
La molienda de la malta es uno de los primeros pasos para elaborar cerveza. Primero, se elige la malta que se va a utilizar, en función del estilo de cerveza que se desee, y se muele. Una vez realizado este paso, se pasa a macerar y es el momento en el que el grano se mezcla con agua para preparar el mosto cervecero.
Tras la maceración, con el filtrado separa el sólido, denominado bagazo, del mosto líquido, que se pasa a ebullición. En este punto, se añade el lúpulo bien en fase temprana, para aportar amargor; o bien en otra fase más tardía para desarrollar aromas. La ebullición dura en torno a una hora, dependiendo del estilo de cerveza que se quiera elaborar.
Para que pueda llevarse a cabo la fermentación, primero se necesita enfriar el mosto. También se inyecta aire para generar las condiciones necesarias que permitan trabajar a la levadura. Éste microorganismo convierte los azúcares fermentables en alcohol y CO2.
Dependiendo del estilo, las cervezas pueden filtrase o no. Si se lleva a cabo, el resultado final es una cerveza clara y brillante. Tras el filtrado, la cerveza ya puede envasarse. Generalmente, es en barril, lata o botella y, posteriormente, suele pasteurizarse para evitar riesgos de contaminación.
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Existen dos formas fundamentales de clasificar la cerveza:
(Fuente: Cerveceros de España)
El Extracto Seco Primitivo (E.S.P.) es el conjunto de ingredientes orgánicos que componen el mosto antes de la fermentaciónSu cantidad se expresa en gramos de ESP por cada 100 gramos de mosto.
La actividad del sector cervecero español supone una aportación a la economía nacional de 7.000 millones de euros en términos de valor añadido. De hecho, el valor de la cerveza en el mercado supera los 15.500 millones de euros, lo que supone un 1,3% del PIB.
La cerveza es la primera bebida generadora de puestos de trabajo en nuestro país: más de 344.000 empleos directos e indirectos.
El consumo de cerveza ha continuado creciendo hasta superar los 40 millones de hectolitros, tras un incremento del 1,5% respecto al año pasado.
En 2018 se exportaron 2,9 millones de hectolitros de cerveza, lo que supone un crecimiento de más del 336% en los últimos 10 años.