La superación personal, una carrera de fondo que nunca termina

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“Se dice que correr es de cobardes, pero siempre hay un valiente que empieza hoy”

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Tengo que hacer memoria y retroceder en el tiempo para acordarme de cuándo y cómo empecé a correr. La Navidad de 1992 fue decisiva en los comienzos de mi condición atlética. Aún convaleciente de una grave lesión medular, que me tuvo postrado en la cama cerca de cinco meses, fui testigo y espectador de la San Silvestre. Emocionado de ver correr a miles de personas, le dije a mi mujer: “el año que viene yo estaré ahí”. Aunque en ese momento parecía que hacía un chiste de risa, 365 días después, lo conseguí y estaba en la línea de salida esperando a que sonase el disparo

El senderismo, la escalada o volar en parapente fueron las aficiones que me tuvieron atrapado durante los cuatro años siguientes. Pero el nacimiento de mis dos hijos y la brillante idea de cervezas San Miguel de dar la opción a sus profesionales de participar en la Maratón de Sables, carrera de 250 kilómetros y 7 días en autosuficiencia en el Sahara marroquí, despertaron mi curiosidad por seguir descubriendo el atletismo de aventura.

CorporativoSí, ¡toda una aventura!, pues no lo pensé dos veces y me apunté. Hasta la Maratón de Sables, la distancia más larga que había hecho de forma continuada eran 21 kilómetros, por lo que ahora tenía un gran reto y eso me motivaba enormemente. Empecé a entrenar muy duro, complementando esta nueva afición con el trabajo, la familia o los jóvenes con los que hacía voluntariado. A partir de este momento, sentí que correr me hacía feliz, que podía crecer y que esa #SeddeAvanzar, junto a mi esfuerzo diario, me ayudaban a mejorar con rapidez.

Entonces, comencé a correr medias maratones y maratones. Me daba cuenta de que cuando llegaba a meta mi sensación era la de no poder correr más rápido, pero sí durante más tiempo. Por supuesto, me equivoqué por completo. La disciplina de entrenamientos diarios que realizaba me hizo superar todas mis expectativas y ser cada día más veloz e “incansable”.

CorporativoHan pasado ya veintitrés años desde ese primer maratón de Sables y, desde entonces, no he parado. Hace tres años, superé los 100.000 km de entrenamientos, pero siempre pienso que ¡lo mejor aún está por llegar!

La sencillez de este deporte provoca que el caché lo aporte el correr en ciudades tan emblemáticas como New York, Berlín o Londres, pero, sea donde sea, las sensaciones que experimento cada vez que me pongo el dorsal son siempre las mismas: nervios (el día que desaparezcan, dejaré de correr), libertad (me encanta la sensación de ser yo mismo quien valora y decide lo que voy a hacer en los tantos kilómetros que tengo por delante) y humildad (me siento frágil y vulnerable, pero a la vez fuerte y superior). Gestionar correctamente todas estas sensaciones es lo que me hace gozar del “sufrimiento de correr”.

He corrido en varias ocasiones los 50 kilómetros que separan Granada de su vigilante Veleta. Vallecas es el lugar donde debuté en los 100 kilómetros, donde, años después, llegué a ser 6 veces campeón de España y donde conseguí un record nacional con 6 horas y 26 minutos.

Además, fui internacional en seis ocasiones con la Selección Española de Atletismo y participé en diferentes campeonatos europeos y mundiales. En Japón, alcancé el puesto de Subcampeón del Mundo de 100 kilómetros y en Sudáfrica, me admiraban por ser un corredor español que dejaba su trabajo en una “beer factory” el viernes para correr con los mejores ultra fondistas del mundo el domingo. En Comrades, una carrera de 89 kilómetros con más de 15.000 atletas, conseguí tres melladas de oro, recibiendo una de ellas del mismísimo Nelson Mandela. Toda una vivencia.

CorporativoY seguía corriendo. Era divertido, corría sin presión, era un juego que me gustaba y disfrutaba. Pero mi afán de superación, mi inquietud y mi carácter aventurero me llevaron hacia un nuevo desafío: La Yukón Artic, una prueba en autosuficiencia non-stop que se desarrolla en Canadá.

¡Esto si era un gran reto! Tanto por la distancia (530 kilómetros) como por las temperaturas (-37ºC). Había que entrenar el cuerpo, pero también la mente para gestionar el frío, el hambre, el cansancio, el miedo o la soledad. Estaba muy emocionado con el proyecto, así que emprendimos rumbo hacia territorio Yukón. A nuestra llegada, el grupo de españoles pasamos desapercibidos ante la organización, pero ser burgalés era una baza que ellos desconocían. Una baza que me llevó a llegar a la meta el primero después de cinco días corriendo. Momentos muy extremos, a la vez apasionantes, aunque no volveré a repetir.

Aventuras que me han llevado no solo a correr y ganar en muchas ocasiones, sino a conocer personas únicas alrededor del mundo y ver otras culturas. Es el caso de la maratón del Sahara en Argelia, una de mis preferidas por tener carácter solidario con el pueblo saharaui. Vivir y correr en los campos de refugiados hace que la vivencia dé mucho más sentido a todo el tiempo dedicado en practicar esta afición.

CorporativoAdemás, estos desafíos me han permitido compartir entrenamientos y complicidades con la gente que más quiero. En 2015, mi hijo Joel y yo participamos en la Everest Trail Race y recorrimos 170 kilómetros hasta llegar al Campamento Base del Everest.

Podría seguir contando que he corrido por la Muralla China, que he participado en torneos en Turquía, Islandia, América, Lesotho, Alemania, Reino Unido, Taiwán o Isla Mauricio, pero vivir en pasado es tan falso como querer vivir del futuro; ser afortunado no es tener una fortuna y ser ganador no es llegar el primero a la meta.

Hoy, a través de este artículo, os animo a que os calcéis las zapatillas y sintáis la fortuna de ser los primeros en luchar por la meta que está más allá de donde vuestros pies os puedan llevar. Pensamientos como este me ayudan a seguir recorriendo cada día la ribera del río que une mi casa con la compañía que me vio nacer como corredor y quizás, sin saberlo, me abrió la mentalidad de ser un ciudadano de este país llamado mundo.

Tengo y debo agradecer a mi familia que siempre me apoya y me acompaña, pero también a la Familia Mahou San Miguel por su apoyo, ánimo y ayuda en materializar los retos que me planteo.

Debemos perseguir nuestros sueños, luchar por ellos y hacerlos realidad. Y aunque se dice que correr es de cobardes siempre hay un valiente que empieza hoy. ¿Te unes?